martes, 19 de enero de 2010

23.- HISTORIA DEL PROTOCOLO

En Grecia, las ceremonias se caracterizaron por tener un carácter privado y sencillo, a diferencia de lo ocurrido en otras culturas anteriores y posteriores a ella. Estaban vinculadas a acontecimientos culturales o religiosos, fundamentalmente. Aún así, a pesar de esa característica principal, es cierto que nombres tan ilustres como los de Sócrates, Platón o Aristóteles fueron los artífices de sentar las bases de lo que hoy denominamos derecho y ceremonial internacionales.

Por el contrario, en la civilización romana, la dimensión pública de los ceremoniales resultaba transcendental, a pesar de que, incluso los actos particulares, estaban dotados de un estricto formalismo que no debía obviarse. Los emperadores romanos jugaron un papel de primera línea dentro del riquísimo ceremonial imperial, pues se preocupaban extraordinariamente de su imagen pública y sus apariciones constituían elementos destacables desde el punto de vista comunicativo.

Para analizar los ceremoniales de la Península Ibérica, debemos hacer un recorrido por las distintas civilizaciones que se asentaron sobre "la piel de toro" a lo largo de la historia.

En la Edad Media del territorio ibérico, todo el ceremonial se reducía a lo eclesiástico y religioso. La ceremonia se vinculaba, casi en exclusiva, a los actos de culto y los de carácter pagano quedaban supeditados a los primeros. En el ámbito diplomático, los papas eran los encargados de desarrollar la labor. Durante la etapa visigoda, los ceremoniales siguieron la herencia de los mencionados actos de culto.

Tal vez, el aspecto protocolario más significativo en los ocho siglos de dominación musulmana fuera la instauración, en el Califato de Córdoba, de una etiqueta rígida y estricta, influencia llegada de otras partes al oriente de la antigua Al Andalus.

A lo largo de la Edad Moderna tienen lugar acontecimientos que significan un gran espaldarazo al ceremonial y a la etiqueta. Es, en esta época, cuando comenzaron a surgir las primeras representaciones diplomáticas. Además, la evolución social favorece un refinamiento de las costumbres y de las formas en las relaciones sociales.

El reinado de Carlos V es destacable desde el punto de vista protocolario. Fue el monarca encargado de implantar el "Uso de Borgoña" en la corte. Ese ceremonial borgoñés arraigó con éxito en el Imperio, hasta el punto de pasar a ser conocido como el "ceremonial hispano".

El siglo XIX fue el período histórico en el que surge la primera normativa específica en materia de protocolo en España. Durante el reinado de Isabel II se aprobó un Real Decreto y una Real Orden sobre determinación del lugar para autoridades en actos públicos y sobre besamanos generales, respectivamente.

Por último, el siglo XX supuso una gran revolución en lo que respecta a las relaciones internacionales, debido al crecimiento del interés por conocer e interrelacionarse con otros estados, por lo menos hasta la llegada del franquismo, que acarreó una involución en este sentido.

Fue con Alfonso XIII cuando se proclamó una orden para la entrada en el salón del trono y desfile ante su majestad. Se creó la ley de la bandera e himno nacionales. Igualmente reseñable, la división de autoridades en siete categorías distintas, que estuvieron vigentes hasta la implantación de la II República. Este hecho supuso la aplicación, por última vez, del "uso de Borgoña" del Emperador Carlos V.

Durante la II República se abolieron muchas de las normas protocolarias y palaciegas del reinado de Alfonso XIII (Grandezas, Títulos del Reino, Orden del Toisón de Oro etc.). No puede olvidarse, sin embargo, que se crearon otras reglas provisionales para aplicar a lo largo de ese período republicano.

Fuente: Protocolo y organización de eventos. Mª Teresa Otero Alvarado. UOC.

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